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EL PERRO DE GOYA - 2021

“Tras su ejecución, el Rey de Runagur fue sepultado en tumba innominada, y se destruyó todo monumento o escrito que portara su nombre, de modo que nadie pudiese saber de su pasada existencia, recordarlo en el futuro”.

Milda Rivarola, prólogo a Letras de Sangre[1]

 

Un grano de tierra. Un puñado de tierra. El vacío de una fosa en la tierra. Silencio.  

¿Qué tierra es esta sino una que necesita hablar?

Detenida en este minuto, contenida por el presente, en el cubo no hace otra cosa que un largo abrazo. Uno que envolvió a cuerpos que soñaron, que amaron, que lloraron, que suplicaron, que resistieron. A cuerpos que, acallados, fueron arrojados a zanjas cubiertas por olvidos impuestos y silencio. Es un abrazo teñido de humanidad que contiene memoria.

Es un cubo incómodo. Es un presente incómodo. 

 

Ahora esperamos la noche para poder cruzarlo[2]

A los cuerpos que ha abrazado esta tierra se les ha negado sepultura acorde a la dignidad y condición de ser humano. Ha sido y es un castigo doble para sus familiares, para toda la comunidad; la negación de una tumba, pero también la ausencia del propio cuerpo que velar ha prolongado duelos y angustias, ha impuestos silencios largos, ha condenado a olvidos.

A fines de la década del 50, el gobierno del General Alfredo Stroessner (1954-1989) se enfrentó a un poco más del centenar de jóvenes -todos y todas, opositores al régimen- quienes, cruzando el Paraná desde las costas argentinas, se internaron en la región de Itapúa, Caazapá y el Alto Paraná con la firme convicción de derrocar al dictador, de la misma forma que él mismo había llegado al poder: por medio de las armas.

El régimen stronista delineó una campaña militar para enfrentarlos con características enmarcadas en la extrema violencia: tortura a detenidos, mutilaciones en vida y ejecución. La brutalidad en el manejo de los cuerpos halló silencios en las aguas del Paraná y en docenas de fosas comunes. El afianzamiento de la dictadura desde los años 60, impuso también silencios sobre los propios partidos de oposición cuyos jóvenes habían integrado los movimientos 14 de Mayo y FULNA. El Paraguay del Gral. Stroessner volvió a sentir ese mismo grado de violencia a mediados de los años 70 e inicios de los 80.  

Por décadas, en el silencio de las antiguas selvas del Paraguay, en el silencio de un largo abrazo.

 

De la excavación metafórica a la excavación literal

Bernardo Puente trabaja no sólo la representación de la memoria como trauma sino su propio discurso frente a la narrativa histórica. Es un arqueólogo forense. Ha abierto con pinceles y con las manos ese abrazo. Sentado junto a restos de una fosa común. Ha presenciado adioses entre huesos de desaparecidos y la tierra que los ha contenido. Ha respirado profundo al saber que fue posible darles identidad a los restos. Nombres. Apellidos. Nacionalidades. Pero también ha vuelto a viejas calles donde la tierra no tiene el poder de identificar. Donde no puede hablar.  

Quizás el mismo abrazo final que no pudo darse con sus tíos -detenidos y desaparecidos durante la dictadura militar argentina- lleva consciente e inconscientemente a Puente a repensarse a si mismo, a los silencios obligados e impuestos en su familia. A no preguntar. A no responder. A que Buenos Aires es el Paraguay y Paraguay es un cóndor.

Bernardo es un arqueólogo clandestino.

La figura de Stroessner emerge/se oculta/emerge desdibujadamente. Es la efigie del Único Líder en clave de farsa y es también la representación del stronismo sobreviviendo al presente, acomodado, reformulado. Violento y sórdido.

Arqueólogo del desastre, el artista encierra toda la carga simbólica del culto a la imagen junto a tierra procedente de fosas comunes desde donde fueron extraídos restos de desaparecidos, y empuja a enfrentarnos al discurso de la memoria, al testimonio en primera persona, al mecanismo del silencio, a sus altos costos, a la posmemoria del trauma heredado. A 1960. A los límites de la historia oficial. A pararnos frente a un abrazo.

Porque en el cubo, en el cubo no yace otra cosa que un largo abrazo. 

¿Qué tierra es esta sino una tierra que necesita hablar?  

 

 

Ana Barreto Valinotti

Asunción, octubre 2021.

 

[1] Rivarola, Milda. 2012. Letras de Sangre, Diario inédito de la contrainsurgencia y la guerrilla (Paraguay, 1960). Servilibro, Asunción.

[2] Línea final del diario de Rufino Marcial Arce, segundo comandante de la Columna Libertad del Movimiento 14 de mayo, muerto en Puerto Ordóñez en 1960. En: Rivarola, Milda (obra citada).

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