
MOUVEMENT
la exposición prolongada del instante
En Mouvement, Bernardo Puente invita al espectador a cuestionar la solidez de nuestra relación con el tiempo y la presencia. A través de exposiciones lentas y registros de movimiento contrapuesto, la serie desarma el imaginario de “lo mejor capturado”, mostrándonos escenas en las que el objeto y el entorno —en este caso trenes o paisajes— no se detienen, sino que se deslizan. La incidencia de luz prolongada no congela, diluye. Así, Puente transforma la fotografía en un arte del flujo, un testimonio de movimiento que el ojo humano difícilmente sigue.
El artista propone una metáfora: las relaciones humanas actuales se asemejan a fotografías estáticas, “instantes congelados” y editados para encajar en normas sociales. ¿Qué ocurriría si nos expusiéramos a nosotros mismos por más tiempo? La serie responde: revelaríamos una identidad menos nítida, más humana, fluida y múltiple. En Mouvement, las estelas de luz son vestigios de cuerpos en tránsito —líneas contradictorias que pluralizan en vez de definir, porque nunca somos lo que fuimos sino lo que estamos siendo.
La tensión entre lo estático y lo efímero articula una poética de la contradicción. En estas imágenes, el tren permanece reconocible, pero su trayectoria se desdibuja; el paisaje está allí, pero distorsionado por el desplazamiento. Esa estética doble —figura precisa, fondo borroso— refleja una condición esencial del sujeto contemporáneo: la coexistencia de estructura y disolución. En este espacio intermedio vive la potencia de Puente, su apuesta política por una identidad en continuo devenir.
Mouvement es una lección sutil: el arte nos enseña que no hay un único modo de existir, ni una sola forma de mostrarnos. En su estacionamiento prolongado y simultáneo, Puente nos regala la vista de algo más real que la propia imagen fija: el devenir. Una invitación a movernos, sostenernos en la incertidumbre y considerar nuestras propias estelas como testimonios de humanidad.
